viernes, 24 de febrero de 2012

Una red contra la pobreza

Sólo quien ha nacido y vivido en su regazo puede sentir y testificar de su indeseable compañía. Ante ella escapa toda sonrisa, la felicidad es incompatible con su presencia. La pobreza lleva implícito el sello de la muerte. Nadie que esté bajo el yugo de su negativa influencia podrá disfrutar a plenitud de los maravillosos dones que adornan nuestra existencia terrenal. La pobreza material, aunque menos trascendente que la pobreza espiritual, es equivalente a una dictadura, de la cual hay que librarse, aun al precio de la vida.
La búsqueda de toda persona es sin duda alguna la felicidad individual y familiar, lo cual está intrínsecamente relacionado con el bienestar y la prosperidad. Es por esa razón que siempre estamos, de una u otra manera, trabajando sin descanso; ya sea durante el día o la noche; con la finalidad de alcanzar mayores ingresos. Hoy en día, la ciencia y la tecnología, han puesto a nuestro alcance, avances revolucionarios, que nos permiten obtener sin grandes sacrificios, excelentes ingresos y una vida digna de un hijo o hija de Dios. Sólo hace falta que encontremos la actividad adecuada que nos brinde aquellos ingresos que justamente deseamos; aprovechar al máximo dicha oportunidad y enrumbarnos sin temor hacia la cima del éxito, mediante el sendero de la prosperidad.
Reservar alguna parte del gasto ordinario. Guardar dinero como previsión para necesidades futuras es lo que conceptualiza el poder ahorrar. El cumplimiento del derecho ciudadano de ahorrar se fundamenta en la propia Exposición de motivos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su Título VI, del Sistema Socioeconómico, cuyo “régimen…no se define de forma rígida, no obstante se consagran principios de justicia social, eficiencia, democracia, libre competencia e iniciativa, defensa del ambiente, productividad y solidaridad, fuera de cualquier dogmatismo ideológico con relación a la ya superada disputa sobre los roles del mercado y el Estado, evitando una visión extrema y excluyente de los contenidos sociales de todo sistema económico, pero sentando las bases de una economía de respeto a la acción individual”. Así mismo se fundamenta en la Ley de Cajas de Ahorro, Fondos de Ahorro y Asociaciones de Ahorro Similares, que “tiene por finalidad reconocer el derecho de todos los trabajadores, a tiempo determinado e indeterminado, sean funcionarios, empleados u obreros del sector público, del sector privado, no dependientes, jubilados o pensionados, así como a las organizaciones de la sociedad para desarrollar asociaciones, que establezcan mecanismos para incentivar el ahorro sistemático y no sistemático, independientemente de la capacidad contributiva, condición social, actividad laboral, medio de desenvolvimiento, salario, ingreso y rentas de los asociados…” De allí la trascendencia de la puesta en marcha del más moderno sistema de capacitación y capitalización que haya existido en Venezuela. El SAFIC es y será la herramienta tecnológica para alcanzar la prosperidad y el bienestar individual y colectivo, para humanizar el capital, redistribuyéndolo entre un mayor y creciente número de personas. Aprovechando los acelerados avances tecnológicos he vinculado en forma sinérgica los más de treinta años de experiencia sociopolítica y los más de veinte años de experiencias del mercadeo de redes en nuestro país, para crear y establecer un nuevo enfoque en la forma de interactuar social, política y económicamente. Muy pronto el SAFIC estará al alcance de todos los venezolanos.
En nuestra sociedad de cambios impresionantes e indetenibles es fácil olvidarse de que es la gente la que hace de este mundo lo que es. Cada uno de nosotros tiene el potencial de influenciar enormemente nuestro entorno, y son las relaciones con aquellos que nos rodean lo que le da a la vida su significado mayor. elieceramirez@yahoo.com
Juan Eliécer Ramírez
58-414-577.85.61

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